De cada tres pasajeros que se alojan en las instalaciones del Tambopata Research Center (TRC), el albergue y centro de investigación fundado en 1989 por un grupo de jóvenes iconoclastas en las proximidades de la actual Reserva Nacional Tambopata, uno de ellos, con seguridad, tendrá la oportunidad de encontrarse cara a cara con un jaguar, el elusivo felino americano que simboliza la lucha por la conservación de la Amazonía, una región del planeta que ha sufrido a lo largo del año que ha finalizado una sucesión de devastadores incendios forestales.  

Madre de Dios, el departamento peruano donde se encuentra el TRC, comparte con Brasil, el país amazónico que más ha sufrido las consecuencias del fuego, una larga frontera de 270 kilómetros de extensión. Según información proporcionada por el Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE) a inicios de este mes, la Amazonía brasileña perdió en noviembre pasado una extensión equivalente a 563 kilómetros cuadrados, lo que supone un consolidado de 8,934 kilómetros cuadrados destruidos durante el año 2019, una superficie similar a la que ocupa Puerto Rico.

Por cierto, eran otros los problemas de la Amazonía que compartimos con Brasil cuando Kim Basinger, la megaestrella que a finales de la década de los años ochenta se alzara con un Oscar por su actuación en la recordada “L.A. Confidencial”, visitó las instalaciones del Tambopata Research Center en compañía de su entonces esposo, el también famoso actor Alec Baldwin.

Fue a fines del verano de 1995 cuando la célebre pareja llegó a Puerto Maldonado, la capital de Madre de Dios, en medio de estrictas medidas de seguridad y la más absoluta reserva, con la intención de participar en la filmación de un documental sobre el tráfico de fauna silvestre en el planeta para el canal de televisión TBS. Kim, el sex symbol de esa época de grandes cambios, era una activista de los derechos de los animales y se mantenía vegana desde los ocho años. La elección para aparecer en “Black Market Birds”, la película estrenada al año siguiente no era de ninguna manera casual. Tampoco la locación elegida.

Ese año, en enero para ser más exactos, la prestigiosa revista National Geographic había publicado un reportaje de 21 páginas escrito por el ornitólogo Charles A. Munn con imágenes captadas en vivo por el conocido fotógrafo de naturaleza Frans Lanting dando cuenta de los primeros éxitos del proyecto Guacamayo, una iniciativa de conservación de las tres especies de grandes psitácidos que habitan el Tambopata (Ara ararauna, Ara chloropterus y Ara macao) que empezaba a colocar al TRC en el radar del turismo de naturaleza y la investigación científica en el neotrópico.

Sin duda, las espectaculares fotografías de Lanting, quien debió mantenerse suspendido en plataformas a 40 metros de tierra firme para registrar los nidos de guacamayos y sus insólitos habitantes, fueron determinantes para que los productores del documental en mención eligieran al TRC para sus propósitos. Para Robert Drew, el director de la cinta, y su equipo de filmación lo que estaba ocurriendo en el Tambopata, gracias al proyecto de conservación impulsado, era paradigmático y un ejemplo de lo bueno que se hacía en el planeta mientras otros se afanaban en destruir. Y tanto Kim como Alec Baldwin, en medio de la selva del Perú, debían mencionarlo para empezar a ganar adeptos a la causa animalista.

Para Rocío Lombardi, directora de la carrera de turismo sostenible de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya de Lima y alguna vez miembro del staff de Rainforest Expeditions, la compañía que administra hasta la fecha el TRC, “la publicación del reportaje sobre los guacamayos del Tambopata y la llegada de Kim Basinger detonó el éxito inmediato de un novedoso modelo de intervención turística para la Amazonía peruana, una zona del país por cierto ávida de propuestas de desarrollo sostenible”.

“Éramos muy jóvenes y estábamos fascinados por la naturaleza del Tambopata, rememora Eduardo Nycander, fundador del TRC y artífice del Proyecto Guacamayo, vivíamos como en la Edad de Piedra, había días que teníamos que cargar unos nidos de madera que pesaban más de 250 kilos y una vez ubicado el árbol que iba a servir de soporte, treparlos 40 o 50 metros. Que unos famosos vinieran a visitarnos para contarle al mundo lo que estábamos haciendo era todo lo que queríamos”.

Testimonio histórico: en la foto rodeando a la Basinger, Lucho Zapater, Eduardo Nycander, Álvaro del Campo y Kurt Holle

Kim Basinger quedó fascinada con la belleza de la selva amazónica. Alec Baldwin, locuaz y dicharachero, también, ambos se complementaban a la perfección y atendían con esmero las indicaciones de los intérpretes ambientales a su disposición: todos jovencísimos y muy complacidos, por cierto, con su presencia. “Lo que me sorprendió de ambos fue su buena vibra, su actitud relajada”, comenta veinticinco años después Luis Zapater, gerente general de Trendy Host Apartments, una importante empresa de alquiler de departamentos temporarios en Lima, entonces un mozalbete de poco más de 20 años. “Había conocido unos meses antes en la oficina donde trabajaba a Ernesto Nycander, buscaba un experto en cuerdas para que los investigadores de su proyecto pudieran ascender a los nidos de guacamayo que estaban colocando y yo acababa de ganar una competencia de escalada en Lunahuaná: me apunté al toque”, acota.    

Eduardo Nycander y sus guacamayos en el lente de Frans Lanting.

Zapater recuerda que encontró a la exitosa pareja en el embarcadero del TRC: la balsa en la que se movilizaba con un grupo de turistas al mando del ornitólogo peruano Thomas Valqui, en la actualidad directivo del Centro de Ornitología y Biodiversidad (Corbidi), había sufrido un desperfecto y volvía a tierra con cierto retraso. “Los turistas, Thomas y yo nos quedamos con la boca abierta: en el muellecito de madera Kim Basinger y Alec Baldwin eran los que aplaudían nuestra performance. Nos habíamos convertido sin quererlo en los actores en escena y ellos en el público”. 

Álvaro del Campo, especialista en inventarios biológicos rápidos, RAP por sus siglas en inglés, del Museo Field de Chicago fue otro de los testigos del viaje de la Basinger al Tambopata. “Me llamó la atención lo que para mí, 28 años encima, era una exageración: las súper estrellas y todo su equipo eran resguardados en todo momento por un policía que de verdad la pasaba mal –sonríe al recordarlo-, éramos unos muchachos irreverentes y descamisados que no creíamos en protocolos. Una de las noches en el TRC, escuché los gritos de Kim y salí volando de mi carpa para entrar en la de ella y encontrarla muy asustada por la presencia de una cucaracha amazónica, inmensa. El policía de Boston llegó detrás de mi justamente cuando yo cogía el bicho y, bromeando, se lo acercaba más de la cuenta a la Basinger con el propósito de bajar tensiones. Todos nos matamos de risa, menos el guardaespaldas”.

“A mí me pasó algo horrible, rememora Nycander, venía tarareando en voz alta la canción de la película Nueve semanas y media, la del inolvidable baile de Kin Basinger, cuando me doy de bruces con ella. Kim se río, comprendió el exceso, yo, simplemente, me quise meter bajo tierra”.

Buenos muchachos: Holle, Del Campo y Nycander.

Kim y Alec, termina de contarnos Nycander, fueron excesivamente profesionales. Nadie sabía entonces que la diva sufría de agarofobia y que las alturas y los espacios cerrados significaban para ella una tortura. Ni que la excesiva exposición solar dañaba su piel ya por entonces maltratada por las horas de rodaje al aire libre. “Yo me encargué de ponerle los arneses que se necesitaban para una de las tomas de ascenso a las torres de observación. Voy a decirlo con el debido respeto: todos los muchachos de entonces nos moríamos de ganas de atender a la actriz”.  

“En vivo era más linda que en el cine, acota Del Campo, pocos varones podían jactarse de haber estado tan cerca de la mujer más bella del planeta. Lucho, Eduardo, Kurt Holle –el socio de Nycander en la creación del Proyecto Guacamayo y la puesta en marcha del Tambopata Research Center, actualmente director ejecutivo de la filial peruana de World Wildlife Fund (WWF)- y yo estábamos anonadados. Los únicos que la miraban sin ninguna emoción eran los Mishaja, Agustín y el Gallo”. Se refiere Álvaro a los dos indígenas Ese eja de la comunidad nativa de Infierno que trabajaban en los proyectos que impulsaban los fundadores del TRC.

“Black Market Birds: On Location with Alec Baldwin and Kim Basinger” se emitió con relativo éxito en 1996 a través TBS, la cadena fundada por el magnate Ted Turner. Ese mismo año, Eduardo Nycander y Kurt Holle, en asociación con los comuneros de Infierno, empezaron a operar el alberge Posada Amazonas, el segundo lodge de su marca en las selvas del Tambopata y tal vez el emprendimiento de ecoturismo en la Amazonía peruana con más reconocimientos a nivel internacional. Pero esa es otra historia…


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