Conservación Amazónica (ACCA) es una ONG dedicada a promover la conservación y puesta en valor de los bosques amazónicos. Sus tres estaciones biológicas en las selvas de los departamentos de Cusco y Madre de Dios se han convertido en un imán para la llegada a nuestro país de investigadores de todo el mundo.   

De manejarse apropiadamente sus espacios, la Amazonía peruana puede ser un campo de estudio muy fértil para entender los cambios que se están produciendo en el clima de la tierra y sus consecuencias si no actuamos de manera consciente.

La investigación científica y el turismo de naturaleza, de la mano, en armonía, pueden generar soluciones para salvar de la destrucción el bioma más importante de esta parte del planeta. Conversamos en la ciudad del Cusco con Ronald Catpo, director de ACCA.

Ronald Catpo

La Amazonía peruana, pese a las malas noticias que propagan los medios, sigue siendo un Edén inabarcable donde es posible encontrar paisajes impresionantes, naturaleza en su estado más puro, comunidades indígenas que protegen el bosque y, sobre todo, proyectos de desarrollo y conservación esperanzadores.

Enhorabuena.

Las Estaciones Biológicas de Wayqecha, Villa Carmen y Los Amigos que acabo de visitar en el marco del proyecto Entre Cuencas 2018 confirman fehacientemente lo que digo. En cualquiera de sus instalaciones es posible toparnos con investigadores de la talla de Myles Silman, de Wake Forest University, un estudioso detrás de las respuestas de las comunidades biológicas a las modificaciones que supone la variación de las condiciones ambientales que genera el cambio climático o amantes de la naturaleza como el documentalista peruano Daniel Winitzky, el célebre director del éxito televisivo “Candamo, la última selva sin hombres”.

Anaconda, Los Amigos Hernán Collado - ACCA

Años de crecimiento y consolidación

Ronald, me gustaría que comentes la labor que vienen haciendo en las estaciones biológicas que manejan en las selvas de Cusco y Madre de Dios, ¿se trata de una experiencia pionera en el Perú?

Antes que nada, habría que precisar que ACCA se funda en el año 1999 en Madre de Dios para proteger los bosques de castañas de esa región. Tanto Enrique Ortiz como Adrián Forsyth, los fundadores de nuestra institución, comprendieron en ese momento que los castañales de Madre de Dios -por lo que ofrecían en producción y en comercialización- constituían un objeto de conservación sumamente importante para la Amazonía. En la misma línea, muy poco tiempo después, en el 2001, se establece en el río Los Amigos, a solicitud de ACCA, la primera concesión para conservación de nuestro país.

De acuerdo, esa concesión fue la primera que un gobierno en el mundo le entrega a una organización privada con el objetivo de cuidar la biodiversidad de un territorio nacional, ¿no?

Sí, se trató de la entrega de más de ciento treinta y cinco mil hectáreas para la conservación a las que luego se adicionaron diez mil haciendo un total de 145,945 hectáreas. En las tierras concesionadas se constituye en un primer momento el Centro de Investigación y Capacitación Río Los Amigos - CICRA. Una vez echado a andar el proyecto, gracias a la generosa ayuda de Fundación Moore, se logra construir la infraestructura que se necesitaba para darle vida a la Estación Biológica Los Amigos y alentar el programa de becas de investigación que nos ha caracterizado.

Los Amigos, Daniel Huaman-ACCA

La Estación Biológica Los Amigos, lo ha manifestado el periodista Jack Lo en un reportaje publicado para celebrar sus primeros quince años, es un “santuario encantado” creado para facilitar la investigación científica en un escenario natural, prístino, dotado de laboratorios, sistemas de trochas, bibliotecas científicas y torres de altura que permiten apreciar y entender la vida sobre la cobertura boscosa.

En el reportaje en mención, se indica que en todos estos años se han realizado 272 investigaciones y puesto en circulación 283 publicaciones científicas Además se han llegado a identificar en la concesión 4300 especies, entre mamíferos, aves, anfibios, peces y demás seres vivos. Por si fuera poco, en el 2015 se encontraron dos especies de moscas nuevas para la ciencia, Anastrepha cicra y Anastrepha acca.

¡Qué nombres para más reveladores!

De acuerdo a los que nos fue contando Catpo, ingeniero forestal por la Universidad Nacional Agraria – La Molina, “entre el 2008 y el 2013 el éxito de Los Amigos, por el rigor de las investigaciones que se llevaban a cabo en la estación, supuso un boom científico sin precedentes en la región, nos convertimos en un referente en la Amazonía del sur tal como lo venía siendo, con mucho trabajo, Cocha Cashu” (la exitosa estación biológica en el Parque Nacional Manu identificada con el investigador John Terborg).

Por supuesto que influyó también el prestigio de Nigel Pitman, el investigador residente en la Estación Biológica Los Amigos. Nigel vivía y hacía ciencia en la estación biológica con su esposa y sus hijas. Era un apasionado de su trabajo y magnífico anfitrión.

¿Y luego nació Wayqecha, no es así?

Basándonos en un modelo a todas luces exitoso, ACCA empieza a mirar el Cusco con la intención de establecer una segunda Estación Biológica. Entre el 2000 y el 2005 nos abocamos a buscar un terreno apropiado donde trabajar la idea que teníamos. Adquirimos 420 hectáreas en el bosque de nubes donde se encuentra nuestra estación y posteriormente acordamos con la comunidad campesina Juan Velasco Alvarado la adquisición de un predio más que elevó nuestra propiedad a 594 hectáreas, que es la extensión de la propiedad que tenemos en la actualidad.

Si Los Amigos es una concesión para conservación en el bosque amazónico, ¿qué especificación geográfica podemos encontrar en Wayqecha?

Buena pregunta. Wayqecha se encuentra en las yungas, en el bosque de neblina del distrito de Kosñipata, entre los 2300 a 3200 msnm. Una zona con una gradiente de tres mil metros, que es exactamente la diferencia que existe entre Acjanaco, en el pajonal de altura, y Pilcopata, en las proximidades de la naciente del río Alto Madre de Dios. Esa envidiable localización es lo que le da la zona tanta potencialidad para ver aves, permitiendo también la posibilidad para que los investigadores puedan realizar estudios comparativos y monitorear cambios en una escala geográfica amplia.

Nuestros visitantes caminan por la carretera y encuentran de todo. Hay pocos lugares en el mundo en el que exista un descenso de altitud tan abismal en tan poca distancia. Esa caída es formidable, todos los días te encuentras con turistas observando aves.

Es cierto. Lo he comprobado todas las veces que he pasado por el bosque de nubes de Kosñipata. En Wayqecha se llevan registradas 315 especies de aves, un número que va a ir creciendo a medida que se vayan haciendo nuevas investigaciones y reportes.

Bosque de nubes, Daniel Huamán - ACCA

La lista se complementa con las 15 especies de anfibios registrados, las 4 especies de reptiles, 36 de mamíferos, 136 de insectos y las sorprendentes 296 especies de orquídeas que habitan sus fantásticos escenarios naturales.

¿Quiénes visitan Wayqecha?

En nuestras tres estaciones trabajamos con universidades y centros de investigación de todo el mundo. A partir del año 2010 aproximadamente empezamos a tener una visión más decidida de llegar a más universidades, incluso universidades del Perú. Comenzamos a preparar la infraestructura para no solamente recibir estudiantes sino también turistas. Turistas y amantes de la naturaleza tipo birdwatchers, las zonas donde se encuentran nuestras estaciones son muy atractivas para ellos.

Estudiantes en Los Amigos, Conservación Amazónica ACCA

Hablemos ahora de Villa Carmen, la tercera estación biológica de Acca en las proximidades de la localidad de Pilcopata.

Villa Carmen fue una compra que hicimos en el 2010 a la familia Muñiz. El dueño de la magnífica hacienda, el ingeniero Abel Muñiz, fue un abanderado de la conservación y el desarrollo amazónico. En su propiedad trabajó y experimentó con ganado lechero, cultivó piña e incursionó con relativo éxito en la crianza de camarón gigante de Malasia que comercializaba en los mercados de Lima y del Cusco a través de su compañía aeronáutica. Fue impulsor de la crianza de tilapias y pacos en la región. A su muerte, a finales del año 2008, su familia decide poner en venta el predio de más de tres mil hectáreas de extensión.

Gracias al apoyo de la filántropa norteamericana Kathy Ruttenberg y de organizaciones conservacionistas de la talla de American Bird Conservancy, Fundación Moore y Fundación Blue Moon se consiguieron levantar los fondos que se necesitaban para la compra de la propiedad y, lo más importante, asegurar su puesta en valor y posterior funcionamiento. Los costos de mantenimiento de una propiedad tan grande en la selva son inmensos…

¿De qué extensión estamos hablando?

Villa Carmen tiene una extensión de más de 3.000 hectáreas (3.066 según la ficha técnica que nos proporcionaron en la oficina de ACCA de Lima) en una zona que va desde los 550 msnm hasta los 1.200; quinientas hectáreas se encuentran en el Cusco, el resto en Madre de Dios. La operación de compra se finiquita en el 2010 siendo la propia viuda del ingeniero Muñiz quien acepta nuestra propuesta segura de que el sueño conservacionista de su esposo se iba a llevar a cabo con nosotros como nuevos propietarios.

¿Con Villa Carmen se cierra el círculo?

Sí, podríamos afirmar que es así, con la compra de este bosque intermedio entre la llanura y el bosque de nubes completamos nuestra presencia en tres ecosistemas muy valiosos para la Amazonía-andina.

VillaCarmen, Conservación Amazónica ACCA

Modernizarnos para crecer

Puedo garantizar que ACCA está incursionando más decididamente en el turismo de naturaleza, ¿qué fue lo que pasado?

Nos estamos modernizando (risas). Desde hace más de dos años entendimos que la administración de las estaciones, la prestación de servicios en cada una de ellas, conviene hacerlo desde una empresa que conozca de manera certera el manejo de una operación hotelera.

Es así, el mundo del turismo es complejo, hay que asistir a ferias, workshops, tener presencia mediática; hacer promoción, invertir en marketing, profesionalizarnos. El mensaje de nuestro directorio ha sido muy claro: que las estaciones caminen solas y que las ganancias que se vayan obteniendo se inviertan en ciencia.

Esa es la idea, tener tres estaciones autosuficientes en lo económico que nos permitan seguir apostando por el desarrollo de la ciencia.

Un paso riesgoso, ¿no?

Para nada, hemos trabajado el modelo con calma, de manera muy organizada. La empresa que ha empezado a manejar las operaciones de la prestación de servicios en Wayqecha, Villa Carmen y Los Amigos se llama Amazon Journeys, es una compañía legalmente constituida cuya gerente general es Laura Samaniego, una profesional con amplia experiencia en el sector que ha estado vinculada a nuestra institución desde hace mucho tiempo. Valery Peterson, del equipo de ACCA en los Estados Unidos, es nuestro enlace allá.

Queremos captar nuevos visitantes sin perder la autonomía y el compromiso que tenemos con nuestros investigadores. No te puedes olvidar que en nuestras estaciones se hace ciencia para el mundo…

Hablemos de eso, ¿cómo conciliar ciencia con turismo?

En primer lugar, estamos apuntando a un segmento turístico muy concreto: amantes de las aves y la naturaleza en general. Se trata de pasajeros que valoran lo que hacemos y tienen deseos de involucrarse de alguna manera con el trabajo científico que se realiza en esta parte de la Amazonía. Hemos invertido en las tres estaciones para que investigadores y turistas tengan sus propios espacios y se puedan relacionar de manera espontánea y cómoda.

En las tres estaciones que gestiona ACCA, turistas e investigadores tiene áreas y programas separados; los investigadores, por supuesto, están en lo suyo, tomando notas, concentrados en el laboratorio, en las trochas especializadas o en el canopy, mientras los turistas avistan aves, reconocen las distintas variedades de orquídeas que existen en los bosques próximos o descansan viendo los magníficos paisajes de los entornos próximos. “Lógicamente hay momentos en que se encuentran y pueden compartir. La idea es que los científicos les cuenten a los visitantes lo que van haciendo para que haya una real comprensión de la importancia ecosistémica de las tres estaciones”, prosigue Ronald Catpo.

Canopy en Wayuqecha, José María Díaz Formentí - ACCA

La idea es que las tres estaciones, y con seguridad la de Villa Carmen, puedan atender a familias de Lima o Cusco que quieren gozar de un fin de semana o una excursión a una zona de tantos atractivos y hacerlo desde la total comodidad que brindan nuestros alojamientos. Hay que salir de la visión de que estos lugares son intocables, reservados solo para los científicos y que no se pueden visitar.

Se trata, por supuesto, de lugares privilegiados, con una biodiversidad sorprendente, pero son, sobre todo, lugares del Perú que se pueden conocer y gozar con nuestros hijos. En los jardines y bosques de Villa Carmen, por ejemplo, uno se puede sentir Indiana Jones, no se diga lo contrario de Wayqecha o de Los Amigos, zonas de gran belleza natural y valor científico.

Buenas noticias para el medio ambiente y el futuro del Perú andino-amazónico; se trata de maridar desarrollo con investigación científica, conservación de la naturaleza con turismo. Y que los resultados de las investigaciones se divulguen y lleguen a los escritorios y al sentido común de nuestros tomadores de decisión. Conservación Amazónica - ACCA y sus socios locales lo están entendiendo muy bien. Bienvenidos los tiempos modernos, de cambios.